Este espacio ha sido creado para desahogo de dos mentes críticas con los despropósitos que a diario tienen que soportar. Con nuestro humor ácido vamos a desintegrar aquello que nos molesta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

El precio de un discurso.

Buenos días Jacinta, y Feliz Navidad. Aurora es la quinta vez que me felicitas desde ayer por la tarde. Y las que te quedan, es que con tanta gente por felicitar se me olvida a quien se lo he dicho y a quien no. Sí, a mi también me pasaba hasta que decidí que sólo felicitaría a quien me felicitase a mí, y así sólo repito cuando alguien repite conmigo. Realmente Jacinta, eso creo que es mucho más lioso, vaya lío de felicitaciones y repeticiones hija. Pues a lo mejor tienes razón. Bueno, dime, qué te ha parecido el discurso del Rey. No lo he escuchado Aurora, me puse un cassette de villancicos que tengo desde que era chica, de esos clásicos de toda la vida y me pasé toda la tarde y toda la noche cantando, así estoy hoy que parece que tengo una pandereta en la cabeza. ¿Y tú lo has oído? Sí, lo he oído pero no lo he escuchado, así que no sé lo que ha dicho, de todas formas a mí es que me da igual porque tú me dirás para qué puñetas sirve ese discurso. Supongo que para nada, y también supongo que el mismo rey se hará esa pregunta. Yo creo que tan sólo sirve para recordarnos que están ahí, y justificar de alguna forma porqué están ahí. ¿Para hacer un discurso de navidad? pues vaya si nos sale caro el discurso. Bueno, pero da mucho juego Jacinta, la gente lleva hablando del discurso más de tres semanas, que qué dirá, que qué no dirá, que no se qué del yerno, las imitaciones de los humoristas, las reacciones a favor y en contra de la monarquía..., en fin, lo que te digo, que da mucho juego. Pues mira Aurora, yo prefiero una playstation. ¿Eso qué es? Pregúntale a tus nietos, ya verás. Pero mujer, Jacinta, que mis nietos son muy pequeños para saber de política.

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