Este espacio ha sido creado para desahogo de dos mentes críticas con los despropósitos que a diario tienen que soportar. Con nuestro humor ácido vamos a desintegrar aquello que nos molesta.

domingo, 15 de mayo de 2016

Más que palabras

¡Jacinta, Jacinta, oye! Pero cuánto tiempo sin verte, ¿cómo estás mujer? Ay Aurora, qué alegría verte. Pues mira no estoy mal. Ya veo Jacinta, estás estupenda, como siempre, con esa cara de jovencilla que tienes. Venga ya Aurora, te he dicho mil veces que tienes que revisarte la vista. Hija, cómo eres, que no aguantas ni un cumplido. Anda Jacinta, vamos a darnos prisa con disimulo que viene por ahí Raimundo y me pongo nerviosa perdida, porque mira que habla raro este hombre, por dios, que no hay quien le entienda. ¡Jacinta, Jacinta, Aurora, eh! Mecachis nos ha pillado Aurora, ya tenemos la penitencia del día hecha. Jacinta qué de tiempo sin verte, ya me he enterado por ahí que te has aficionado a los viajes del incienso y estás que no paras. Hola Raimundo, pues sí, lo del imserso está muy bien, conoces gente y sitios y, total, yo ya lo tengo todo hecho así que me he dicho, pues hala, a ver mundo. ¿Y tú qué tal estás? Pues ahí voy tirando con mis achaques, que parece que me ha mirado un tuerto. Mira, ahora mismo vengo de las asistentas que me están averiguando el grado de minusvalencia, a ver si me dan la paga de la independencia, porque, tú ya sabes que tengo a mis cuatro hijos de vuelta en mi casa, mi Raimundo con su cristofenia que no hay quien le haga tomarse el tratamiento que le ha mandado el sicata, mi Loli con las uronas comidas de la droga, mi mujer con una represión grandísima de ver el panorama, yo con las verticales destrozadas de todos los años que me he pasado en el campo, mi Juan, que tiene dos hijos chicos a su cargo, denunciado por abstinencia escolar, se ve que cuando lleva a los chiquillos al colegio se para en la taberna y se le va la mañana entera. Y el único bueno que tengo, mi Antonio, que le ha salido a su madre en el carácter, ese por lo menos está trabajando de peón puvilente en las obras del Ayuntamiento. Y para colmo de males, con tanta gente en mi casa, tuve que hacerle una hipoteca a la vivienda, y ahora me entero que tiene subsuelo, así que me he tenido que buscar un abogado de protección oficial para pelearme con el banco. En fin, aparte de eso, estoy muy bien y, por cierto, que me voy que llego tarde a la partida de dominó. Me alegro mucho de verte Jacinta. Aurora, a ti no te digo nada porque te veo todos los días. Adiós Raimundo, que tengas suerte. Sí, no hay problema, en el dominó no hay quien me gane. Madre del amor hermoso, qué barbaridad. Tenías razón Aurora, no hay quien lo entienda, ¿dónde habrá aprendido este hombre a hablar? Aurora, qué te pasa, dí algo hija, que parece que te han congelado. Me he quedado plasmada, Jacinta.  Ay, Aurora, qué se te ha pegado.

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