Este espacio ha sido creado para desahogo de dos mentes críticas con los despropósitos que a diario tienen que soportar. Con nuestro humor ácido vamos a desintegrar aquello que nos molesta.

viernes, 12 de noviembre de 2010

IRONÍAS DEL DESTINO

Viene al pelo....¡una atea, agnóstica, no creyente, defendiendo la presencia de crucifijos en las escuelas! ¡Qué ironía, ¿no?!

Pues sí, lo defiendo. Y os preguntareis, ¿a cuénto de qué? ¿a tí que más te da?
Pues me importa y a cuento por lo pronto, de la libertad de expresión. No quitemos los crucifijos, pongamos la estrella judía, la media luna musulmana y sea cual sea el símbolo de tu religión, creencia o ideología cuélgalo en la pared de tu clase...pero por favor, basta de perder el tiempo con tonterías.
En mi humilde opinión, en un estado laico los símbolos religiosos en las escuelas deberían de estar de más, pero para eso tendríamos que ser ciudadanos nórdicos. Son los únicos que llevan en democracia toda la vida.
En nuestro país el peso de la iglesia católica ha sido importantísimo durante muchos años como para quitar de repente las tradiciones, porque es en lo que se ha convertido la iglesia. Si no me creen vayan un domingo a misa. Les aseguro que no van a tener problemas para sentarse. Yo lo hago, a veces...me dan paz los templos. Será el frío, digo yo.
No he mirado datos estadísticos, la verdad, pero me basta echar un vistazo a mis amigos y amigas para saber que la iglesia católica ya no es lo que era. La gente acude a los BBCF - es decir, bautizos, bodas, comuniones y funerales - porque es lo que hay que hacer. Muchos de los que se dicen y consideran católicos no recuerdan las oraciones. Es más, algunos ni siquiera recuerdan como se hace la señal de la santa cruz. Y no digamos el Credo. Si os preguntais si me acuerdo yo, sí, me acuerdo. Todavía, y creo que lo recordaré siempre. 
Así que señores padres de Almendralejo, les aconsejo que se ocupen de averigüar si sus hijos saben lo que es un verbo y dejen al crucifijo en paz.
Amén.

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo.
    Los pocos que van a Misa no saben seguir la palabra.

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