Que lista es Jacinta.

Jacinta necesito que me ayudes con un asunto, creo que vamos a solucionarle un gran problema a una poca de gente. ¿Sí? Sí, pero primero necesito que me ayudes a encontrar una dirección y luego te cuento, que es una sorpresa. ¡Qué bien!, hace siglos que nadie me da sorpresas. Miento, hace sólo unos días me llegó la factura de la luz y me llevé una gran sorpresa. Bueno Jacinta no te emociones porque, para empezar, es una cosa que he oído en la televisión y me suena muy, pero que muy raro. Y segundo, no tengo ni idea de cómo conseguirlo. Aurora que te temo. ¿no será algún concurso, no? No lo sé muy bien. Seguramente será como un sorteo. ¿Un sorteo? Sí, creo yo, porque tampoco creas que han explicado mucho. Han soltado la noticia así, como quien no quiere la cosa. Y en el fondo lo entiendo porque si todo el mundo se acoge a la medida se va a liar una buena. Mira, Aurora, haz el favor de decirme ya de qué se trata. Tranquila Jacinta, primero vamos a averiguar la dirección de la embajada china. ¿Cóooomo? ¿y tú qué quieres con los chinos? no será que vas a reclamar por los topes de las puertas que no pegaban, que todavía me estoy acordando la que le montaste a los chinos de la tienda; los pobres que no entendían ni papa... Qué dices Jacinta, esto es mucho más gordo. Mira mejor te lo cuento porque tú sí que la estás liando. He oído en las noticias que China va a comprar deuda española, ¿te imaginas? le mandas una hipoteca y te la compran, le mandas un préstamo personal y te lo compran, ¿qué te parece? un notición ¿a qué sí? ¡Ay que me da! Esta Aurora no tiene apaño. ¿dónde vas Jacinta? a mi casa que estoy jarta de tonterías. ¿y qué pasa con la dirección de la embajada, no me vas a ayudar? Sí, claro que sí, esta tarde te vienes a tomar café a mi casa y te cuento lo de la deuda española. Ah, Jacinta, ¿así que lo sabías, eh? no se te escapa una.