Este espacio ha sido creado para desahogo de dos mentes críticas con los despropósitos que a diario tienen que soportar. Con nuestro humor ácido vamos a desintegrar aquello que nos molesta.

martes, 8 de marzo de 2011

Métete el politono ...

Es insufrible la poca vergüenza que estamos echando. Como ahora resulta que tener móvil es obligatorio (sólo falta que lo pongan en un Decretazo), todo lo relativo a este aparato está, de antemano, perdonado. Quiero decir que es comprensible que el móvil te suene donde quiera que estés. No hace falta excusarse. Todo el mundo lo entiende perfectamente. ¿verdad? Verdad, sólo hasta cierto punto.
Hace cuatro días estuve en unas jornadas. Detrás de mi asiento había un individuo, de más de cincuenta años, al que durante las dos primeras horas le estuvo sonando el teléfono unas doce veces. Las dos personas que en ese momento exponian (por cierto, un tema complicado de entender), tuvieron doce lapsus. Las dos primeras veces que sonó el teléfono el personal sonrió. A partir de la tercera, toda la sala volvía la cabeza para mirar a este extraño personaje y murmuraban. A partir de la octava ya nadie escuchaba a los ponentes. Toda la sala estábamos vueltos en nuestras sillas, mirándonos incrédulos ante la desfachatez de este tío, que pasando de todo el mundo, no sólo no apagaba el móvil, sino que miraba, a ver quién lo llamaba e incluso contestaba a las llamadas, sin darse ni cuenta (esto lo digo con la esperanza de que sea así) que tenía totalmente cabreadas a unas sesenta personas, que (aunque esto no sea lo más importante) eran personal técnico de varias disciplinas con el objetivo de elaborar un protocolo de coordinación. ¿Pero quién puñetas va a querer coordinarse con ese tío?. ¿Pero quién es este tío? En fin, llegó el descanso y nos fuimos a tomar café. Tema de conversación "el móvil de ese hombre"  Al volver del café nos encontramos a los dos siguientes ponentes ya preparados y AGÁRRENSE, uno de ellos era el móvil, digo el tipejo del móvil (o era un móvil con una persona, no sé). Todo el mundo con la boca abierta. El moderador nos indica que va a comenzar la ponencia y... ahora viene lo mejor, nos ruega, hasta tres veces, que apaguemos el móvil. La respuesta fué como ensayada "¿Ahora? no, ahora no.
Este hombre hizo su exposición (no estuvo mal, las cosas como son) y al terminar dió paso a su compañera de mesa. Mientras esta mujer estuvo desarrollando su ponencia, creo que no hace falta que les diga lo que este hombre estuvo haciendo.
Hoy he ido al teatro. Durante toda la obra han sonado unos veinte teléfonos móviles. Era una obra dramática, con unos silencios tremendos que han sido boicoteados por la murga movilera en la que nos estamos convirtiendo. ¿Qué habrán pensado los actores y actrices? Qué verguenza. Anda y que se metan los politonos por donde les quepa a todo el mundo. Y la culpa de esto la tienen el congreso y el sálvame.

4 comentarios:

  1. jajajaja me ha encantado... creo que he vivido algo similar... tipejos/as hay en todas partes (hay que cuidar el lenguaje, jaja). Un despiste lo tiene cualquiera... pero eso suena a ser gilipuertas o similares...

    en fin... para morirse...

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  2. La falta de educación nos invade como la Nada invadía Fantasía...

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  3. ¿Por qué nadie le pidió que apagara el móvil?. Sin comunicación no hay coordinación

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  4. ¿Por qué nadie le pidió que apagara el móvil?

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