Este espacio ha sido creado para desahogo de dos mentes críticas con los despropósitos que a diario tienen que soportar. Con nuestro humor ácido vamos a desintegrar aquello que nos molesta.

sábado, 7 de mayo de 2011

Que no nos va a conocer ni nuestro padre.

¿Dónde te ha pillado el terremoto Jacinta? ¿Qúe terremoto niña? El que hay en este país, que me estoy volviendo loca. ¿Ahora qué te pasa Aurora? Pues que no sé dónde vamos a llegar, de verdad. ¿qué te parece a tí, con la de problemas económicos que tiene España, que saquen la ley esa para elegir el orden de los apellidos? Pues.... no sé. A ver Jacinta, ¿tú conoces a alguien que se haya planteado este cuestión, o que haya discutido con su pareja por el orden de los apellidos de sus hijos? No. Yo tampoco, y mira que hasta he preguntado por ahí, y nada. ¿qué crees tú que va a resolver esto? nada, porque donde no hay problema no hace falta solución. Eso mismo digo yo. Pero lo más gracioso del tema no es que se esté comentando la estupidez de esta ley o de quien la hace, sino el problema que se le avecina al funcionario que le toque decidir en caso de desacuerdo. ¿tú te crees? De piedra me dejas. Entonces ¿cómo queda el asunto? Pues, a ver, que para dentro de tres generaciones ya no se sabe ni de qué familia eres. Los árboles genealógicos van a parecer de cachondeo (por no decir cosas peores). Pues sabes qué Aurora, que va a costar entender "cien años de soledad". ¿Eso qué es? Nada, cosas mías. Pues sabes qué Jacinta, que se pondrá otra vez de moda eso de ¿y tú de quién eres?.

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